La cámara en el taller

La cámara llegó para quedarse. Con mayor o menor número de aparatos las jornadas de taller han incorporado este registro en el trabajo. Pareciera que va rumbo a constituirse como una herramienta importante de la elaboración de trabajos. El lunes fue gracioso: había 9 cámaras, yo caminaba como es habitual de un trabajo a otro e iba pidiendo perdón por quedar delante de un aparato, completan la escena 5 personas que habían venido a ver la clase y eran testigos de un especie de desborde tecnológico y subjetivo que se manifestaba en unos que estaban atrás de la cámara (couch para nosotros) tan o más tomados que los que supuestamente estaban actuando.

Ha tomado un tono muy natural algo que gracias a los ojos de los visitantes puedo objetivar como más raro que la mierda. Vas a ver una clase teatro y ves unos dementes que se filman, se miran, se hablan mientras el otro actúa, y un ser herrabundo, que parece ser el coordinador, aparenta tener algo que decirle a los diferentes escándalos que va visitando.

Esta aparición de la cámara es genial. Su presencia, comentamos el miércoles creo, es la valoración definitiva del tipo de acontecimiento y materialidad con la que estamos produciendo. La cámara es el medio de registro con el que se captura realmente el material que queremos que la actuación produzca. Además tranquiliza, puedo actuar y couchear tranquilo porque lo que está pasando queda.

Puedo ir viendo como estoy actuando lo que actúo!! Eso es increíble. Se me arma la rutina de verme en cámara, de tener una cámara enfrente. Es como si se estuviera dando la posibilidad de tener una experiencia que solo pareciera ser posible si me llaman para un programa o una peli. El estar produciendo me pone en la situación de tener que verme actuando. Listo, que mas quiero?

Ya deliramos con solos para la web.