23.5.09

De la clase al ensayo

El trabajo de creación de escenas, que implica reunirse por fuera de la clase, tiene dos condiciones prácticas que mantiene su continuidad con las clases.
Una es que el material ficcional que se genere será el despliegue de las condiciones dinámicas que cada uno está trabajando. Dicho de otro modo: la escena es la excusa para el trabajo y despliegue de lo que le estoy forjando en mi cuerpo. El material que se genera tiene como sentido probar actuación. Esta condición es la que le da al trabajo su función y experiencia en términos de aprendizaje de actuación: genero material para darme la actuación que busco hacer posible en mi.
La otra es el dispositivo de búsqueda. La improvisación tal como la practicamos va en busca de “seres” y “procesos”. Eso busca el que actúa el que couchea y se registra en la cámara. Los “seres” serán las variantes dinámicas que partiendo de las condiciones que cada uno trabaja aparecerán como distintos comportamientos. El estímulo de partida, más la ropa, más todo lo que azarosamente intervenga sumándose al juego, favorecen a la vez a la aparición de ese ser y el punto de ataque de su proceso.
Los procesos serán las secuencias en las que esos seres van cambiando juntos. Estas secuencias pueden no entenderse en términos de situación o circunstancias pero sí son “creíbles” en la manera que producen el trabajo subjetivo de ser esos y estar juntos. Esa manera está hecha de características que asumen los gestos, palabras y movimientos de los que se pueden asociar, épocas, clases, películas, etc. que le dan a las secuencias cierto mundo y manera de actuar.

La desesperación que invade el trabajo de creación tiene algunas variantes dinámicas que se repiten y está bueno identificarlas par hacerles el ole:
Conflicto o pelea: el enfrentamiento organiza lugares cristalizados de enunciación
Caída en el diálogo: se va ajustando la participación al momento de hablar y la sucesión dialogal hegemoniza las expresiones y su desarrollo.
Organización situacional: se premedita o se va asociando en términos argumentales.
Tensión vincular: hay “espera” y se actúa un malestar vincular que genera un “no dicho” sobre el que se pivotea.
Secuencia formal: se arma una secuencia que está centrada obsesivamente en las condiciones corporales y en el proceso e intercambio visual y sonoro pero no ficcionaliza.
Sucesión de impactos: las imágenes y operaciones tiene valor en si mismas por estimular fuertemente en alguna frecuencia pero no se desarrollan ni acumulan.

La aparición del imaginario escénico de los que trabajan es condición de posibilidad. Ganas que me crean y que me miren, ni hablar. Tengo que armarme eso para lo que no se si alguna vez me van a llamar. Partir de mi cuerpo, de lo que parece que puede, lo que necesita, le viene bien y quiere. Adornarlo, probarle objetos, posiciones, afectaciones. Traer el mueble de casa si viene bien, la lámpara, gastarme unos sopes en lo que vi que me podía venir bien. Hay que dilapidar material, tomarse un drink, inventar tiempo, soportar el enojo del resto del mundo, obsesionarse, y robar ojos y orejas.
Metanlé.

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